La religiosidad popular tiene su máxima representación en las creencias, los ritos y una serie de expresiones, parte de un sistema de valores simbólicos. Debido a la curiosa etnia que resultó de la unión de dos razas diagonalmente opuestas como la africana y la española, las manifestaciones religiosas derivadas de esta combinación dieron como resultado un sincretismo patentizado por los sectores más populares que ha sido por mucho tiempo una expresión marginal, pero que cada vez cobra más interés en el pueblo.
Altar representativo de la religiosidad |
Las imágenes y figuras de la religiosidad juegan un papel importante en el devocionario del pueblo, pues es en su honor que se realizan las más ricas y diversas manifestaciones, convirtiéndose en el espejo a través del cual los creyentes expresan su fe, herencia viva de la cultura dominicana.
El sociólogo Dagoberto Tejeda reconoce en la religiosidad una fuente de valores producto de la sabiduría popular y la vinculación de lo divino y lo humano.
"Es la respuesta a la sobrevivencia que el propio pueblo recrea y crea, no sólo es un proceso de espiritualidad sino también una respuesta de resistencia, de lucha, de identidad. La religiosidad es el proceso creador del propio pueblo en un sincretismo que implica ancestros, raíces e identidad".
"Presentamos nueve manifestaciones de religiosidad popular que se dan en diferentes lugares del país, como los toros-ofrenda a la Virgen de la Altagracia, que se realiza el 14 de agosto; el Santo Cristo de Bayaguana con toros-ofrenda el 28 de diciembre y el 1 de enero; "La Dolorita", en Villa Mella; la fiesta de la Santísima Cruz en Matagorda y Cañafistol, en Baní y La Sarandunga banileja, el santuario a San Martín de Porres y la basílica y la iglesia antigua tradicional de la Virgen de la Altagracia".
Destaca el sociólogo que estas nueve expresiones cuentan con elementos comunes, como las raíces, los símbolos, la música, el canto, los santos, los luases, los misterios... pero que también tienen sus particularidades. "Esto nos permite hablar, no de homogeneidad, sino de diversidad, rica a nivel espiritual, cultural y simbólico".
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